Déjame empezar este post diciéndote que si todavía no has visitado Maastricht no deberías esperar ni un día más!
Mi visita a esta joya de ciudad ha sido completamente casual, de esas casualidades que pasan cuando hablas con una amiga de tu época erasmus. Contacté con mi amiga Valeria, que vive en Milán, porque estaba organizando una escapada por allí. Sin embargo resulta que Valeria estaba pasando unos meses en Holanda por trabajo. Acabé comprando unos billetes para Milán y otros para Eindhoven. Era la ocasión perfecta para volver a pisar Holanda, un país donde hacía mucho que quería volver. Valeria me había avisado que me iba a enamorar de Maastricht y tenía razón, pero no pensé que la iba a dejar con tanta paz interior. La capital de la provincia de Limburgo parece una ciudad en miniatura cuyas estrechas y silenciosas calles te harán sentir dentro de un cuento.
En realidad todo está muy cerca y es fácil de visitar, pero pensé que podría ser una buena idea reservar un free walking tour en inglés y, de hecho, lo fue. El chico que lo organiza es guía oficial de la ciudad y hace el recorrido muy ameno.
Una cosa muy peculiar de la ciudad de Maastricht es que te encuentras antiguas iglesias a las que se le ha conferido una nueva vida: iglesia/hotel, iglesia/gimnasio, iglesia/local para fiestas y, la más famosa: iglesia/librería/cafetería. Simplemente espectacular!
En mi visita no podía faltar, por supuesto, la búsqueda de un buen brunch, o, en este caso, “desayuno completo”. En Maastricht he encontrado solo un lugar que ofrece brunch con platos típicos, pero me pareció demasiado caro y opté por algo original que tuviera algo bastante parecido a un brunch. Mis búsquedas me llevaron al Livin’ Room, una cafetería que, como dice su nombre te hace sentir como en el salón de tu casa o, según el punto de vista, dentro de una tienda de decoración.
Tuve la gran suerte de que un 3 de abril saliera el sol y tuviéramos una temperatura de 20ºC que nos permitió disfrutar de nuestra comida en el jardín.
El Livin’ Room ofrece comida y bebida sin endulzantes artificiales que están preparadas por lo general con productos orgánicos de productores locales. Pedimos un full breakfast y un sándwich de salmón. La opción full breakfast incluye un café o té, un zumo de manzana pequeño, rebanadas de pan de cereales, dos tipos de embutidos, dos de quesos, hojas de espinacas, mantequilla, mermelada, huevo pasado por agua y yogur con fruta.
El sándwich llevaba hojas de espinacas y salmón ahumado ecológico mezclado con yogur, cebollas, cebollino, chile y eneldo.
Estaba todo increíblemente delicioso y no pude acabar el full breakfast de lo llena que estaba.
Una pequeña advertencia, si eres de los que pagan con tarjeta, que sepas que no aceptan Visa pero sí Mastercard.
Si buscas escaparte un fin de semana de tu ciudad, Maastricht es el plan perfecto!