Ubicado cerca del Arc de Triomf, este gastrobar se inspira en los años ‘50. Para conseguir su acogedor estilo vintage han sido utilizados materiales cálidos y se ha pensado en cada pequeño detalle, como por ejemplo los monísimos vestidos negros de las camareras.

Como se lee en su página web, los dueños de Elsa y Fred definen su espacio un gastrobar porque han reinventado el típico bar de tapas ofreciendo una cocina creativa. En su carta de brunch encontrarás los clásicos huevos revueltos con beicon, yogur con muesli o con fruta y bagel, pero también chapatas, cocas, cupcakes y tartas caseras. Nosotros probamos los huevos revueltos con beicon y con queso, el yogur con fruta, la coca con roast beef, cebolla confitada y salsa especial y la tostada francesa con sirope de arce y fruta. Aunque las raciones no sean muy generosas, todo fue delicioso, sobre todo la tostada francesa. Los precios no son bajos, pero si decides tomar el clásico brunch: huevos, té/café y yogur, no pagarás más de 10€.

Inspirado en la Europa de los años 50, cuando entras en el Elsa y Fred percibes el salto a otra época, lejana ya varias décadas. Para su decoración se utilizaron muchos materiales reciclados que añaden al lugar un toque aún más acogedor. La decoración incluye una chimenea de madera con un espejo colgado en su parte alta, papel de pared, fotos vintage, madera oscura para las mesas, lámparas originales, dos enormes relojes y los típicos sillones del abuelo. Y por supuesto no se olvidaron de la indumentaria de las camareras que llevan un monísimo vestido negro estilo vintage.
Aunque tras mis primeras reseñas, mis amigos me prohibieron que volviera a hablar de los lavabos de los lugares que visitábamos, el de Elsa y Fred me ha gustado tanto que considero oportuno dedicarle unas palabras. Tiene un buen tamaño, está limpio, tiene papel y jabón, su decoración es muy bonita y sigue el estilo vintage y además tienen una buenísima crema para las manos que huele genial!

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